Por primera vez los mexicanos tenemos un sexenio que podemos celebrar. Obvio, no político, pero los seis años, a partir de 2014 en que los directores mexicanos han arrasado con los Oscares. La década del 2010 ha sido la década de los Tres Amigos y su paso triunfal por Hollywood y por la escena del cine mundial.
Si Alfonso Cuarón gana el Oscar al Mejor Director en estos próximos Oscares será una racha nunca vista en la historia de estos Premios: en los últimos 6 años, cinco mexicanos han ganado el Oscar: Alfonso Cuarón por Gravity en 2014, Alejandro Gonzales Iñarritu por Birdman en 2015 y El Renacido en 2016 y Guillermo del Toro por La Forma del Agua en 2017.
Y aunque ahora parece una historia de cuento de hadas o de súper héroes, la verdad es que a los mexicanos tampoco les fue nada fácil llegar a los cuernos de la luna.
Erase una Vez a Principios de los Noventas: Sólo con tu Pareja y Cronos.
¿Cómo llegaron Cuarón, del Toro y González Iñarritu a Hollywood? Un elemento clave fue el apoyo del IMCINE al cine mexicano en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari que permitió que varios directores talentosos hicieran sus óperas primas, en este caso Cuarón con Sólo con tu Pareja y Guillermo del Toro con Cronos. Era la época de Lola y Danzón de María Novaro, de La Mujer de Benjamín de Carlos Carreras, y de la revitalización de la carrera de Jaime Humberto Hermosillo con La Tarea, de Arturo Ripstein con Principio y Fin y Profundo Carmesí y de Jorge Fons con Rojo Amanecer y El Callejón de los Milagros.
Todas estas películas fueron muy populares en aquella época, pero los debuts de Cuarón y de del Toro se distinguieron porque fueron dos películas “de género”: Sólo con tu Pareja (1991) una comedia romántica y Cronos (1993) una película de terror, géneros que aunque ahora son los más populares en la taquilla mexicana, en ese tiempo simplemente no se hacían. Sin embargo, las dos películas trascendían desde el inicio al género, Sólo con tu Pareja es un deleite visual sobre el enamoramiento y Cronos es una reinvención original y siniestra del cine de vampiros. En ambos casos, los jóvenes cineastas mostraron una capacidad narrativa y visual que llamaría la atención fuera de México. En ambos casos también habían trabajado en el programa de terror de culto de Televisa, Hora Marcada.
La Princesita de Cuarón y Las Cucarachas Gigantes de Mimic de del Toro
Alfonso Cuarón fue el primero en salir a buscar suerte en Hollywood, y comenzó dirigiendo un episodio de la serie Fallen Angels de Showtime. Una junta, que casi no ocurrió, con el productor Mark Johnson, le dio la oportunidad de dirigir su primera gran producción hollywoodense, La Princesita (1995), que fue un éxito de crítica desde el momento en el que se estrenó. En una entrevista de aquellas épocas en el Los Angeles Times, Johnson (productor de Rain Man y Bugsy) cuenta como ni siquiera se acordaba que tenía la cita con Cuarón y que de hecho si se hubiera acordado la hubiera cancelado, pero que la casualidad quiso que se conocieran y que la pasión del director lo convenció de darle el proyecto. Aunque la película no fue un taquillazo, dejó a Cuarón muy bien parado en Hollywood.
Mucho más tortuosa fue la experiencia de Guillermo del Toro, al que Cronos le dio una carta de presentación excelente para hacer cine de terror y ciencia ficción en Estados Unidos. Sin embargo al entonces joven director le tocó la rifa del tigre, trabajar con los temidos y temibles hermanos Weinstein, entonces en su apogeo absoluto como dueños de la fábrica de ganadores de Oscares que era Miramax. Los Weinstein habían producido Pulp Fiction, Good Will Hunting y The English Patient y ahora se querían expandir al cine más comercial bajo la sub marca de Dimensions, con la que lanzaron la exitosísima saga de Scream, y fue entonces que contrataron a del Toro para dirigir Mimic.
Mimic fue una película que en su momento decepcionó critica y comercialmente, pero cuyo destino estuvo fuera de las manos del director. En los últimos años del Toro ha hablado abiertamente sobre los interminables conflictos que tuvo con los Weinstein durante toda la filmación, desde el inicio en que se decidió cambiar a los escarabajos invasores por una especie de cucarachas invasoras, lo que correctamente dedujo del Toro condenaría la película a ser considerada como una película poco seria de tipo B. Sin embargo, él era el director mexicano principiante, y donde mandaban los Weinsteins no gobernaba del Toro, así que a cada paso del camino tuvo que pelear: por la historia, por el casting, por el tono, por el diseño de los monstruos y por la versión final de la película, que le fue arrebatada para que la editara alguien más. Mimic se estrenó en 1997 y pasó sin pena ni gloria y pasarían varios años para que el director hablara con su traumática experiencia con los Weinstein.
Aquí una anécdota curiosa. Del Toro era muy amigo de mi maestro de teatro, el gran autor mexicano Hugo Argüelles, creador de Los Cuervos Están de Luto y Doña Macabra, y Hugo tuvo la atención de invitarme a una cena que tuvo con él por aquellos tiempos después de haber dirigido Mimic. Recuerdo que gran parte de la conversación giró sobre el director contándole a Hugo (sin decir nombres) lo terrible y devastadora que había sido su experiencia filmando la película. Fin de la anécdota. Aunque ojalá del Toro llevara un día a la pantalla una de las obras de Hugo, que nos dejó en el 2004.
Aquí podemos ver un punto clave y destacable de las carreras de Cuarón y de del Toro, ellos llegaron a Hollywood como artesanos, como directores para contratarse, no como “autores”. Entonces, para decirlo de una forma más plana, les tocó entrarle a los madrazos y lidiar con lo que desde los principios del cine han sido las batallas entre directores/creadores y los productores y los estudios. El director tiene una visión, el productor tiene otra y pues quién este en ese momento más alto en la cadena alimenticia es el que manda. En Hollywood y en China.
¿No que no?: El Espinazo del Diablo Y Tu Mamá También
El trago fue tan amargo para del Toro que su siguiente película la filmaría en España, la atmosférica historia de fantasmas El Espinazo del Diablo. El Espinazo del Diablo le devolvió al director no sólo su libertad artística, sino el prestigio como un autor de una visión única que había mostrado en Cronos. Y entonces Hollywood vino a tocar la puerta otra vez, y el mexicano entregó dos excelentes y exitosas películas, que a pesar de ser trabajos de encargo, supo imprimirles un toque personal que lo diferenció en Hollywood: la segunda parte de la saga del súper héroe vampiro de Marvel, Blade II en el 2002 y posteriormente, una sensación de culto, con la película del súper héroe monstruoso Hellboy, creación del artista Mike Mignola. Dos años después iría de regreso a España para la que sigue siendo hasta ahora su absoluta obra maestra, El Laberinto del Fauno, nominada a Mejor Película Extranjera en el Oscar y en los Goyas.
En 1998, a Cuarón le pasó en su siguiente película, Great Expectations, lo que a del Toro le ocurrió con Mimic. Si bien la experiencia no fue tan traumática como la de del Toro con los Weinstein, si fue lo suficientemente frustrante como para hacer a Cuarón cuestionarse su carrera, regresar a México y reconectarse con el tipo de cine que de verdad quería hacer. El resultado fue el éxito internacional de Y Tu Mamá También en el 2002. Es interesante como los directores en ambos casos llegaron a Hollywood, tuvieron éxitos y debacles y entonces decidieron emprender retirada para reencontrar su voz con películas en español y regresar aún con más fuerza a Hollywood después.