Los mexicanos en Hollywood nunca habían alcanzado el éxito rotundo que en este siglo han alcanzado Guillermo del Toro, Alejandro González Iñarritu, Alfonso Cuarón, Salma Hayek, Gael García, Emanuel Lubezki y Diego Luna. El que, en los últimos 5 años, 4 veces el Oscar a Mejor Director haya sido para un mexicano es algo insólito y admirable, al igual que lo son los 3 Oscares a Mejor Fotografía de Lubezki, la presencia de Diego Luna en Star Wars, la distinguida carrera en el cine internacional de Gael García y la continua relevancia de Salma Hayek como ícono y actriz.

Pero casi desde los principios del cine en Hollywood ha habido mexicanos que abrieron la brecha, aunque luego se volviera a cerrar. Si bien ninguno se acercó al nivel actual de fama y reconocimiento que tienen del Toro y compañía, ellos también representaron orgullosamente a México en la Meca del Cine en épocas en que predominaban los estereotipos racistas y en que tal cosa no era mal vista.

Una de las primeras fue Dolores del Río, que comenzó su carrera en Estados Unidos después de que el productor Edwin Carede la descubriera en México. De familia aristocrática mexicana, del Río inició así una exitosa carrera en el cine mudo americano en 1925, se divorció de su primer esposo y se casó con el famoso Cedric Gibbons, escenógrafo de la MGM, y juntos se convirtieron en una glamorosa pareja del jet set hollywoodense de la década de los 30s. Del Río rompía corazones, y lo mismo mantuvo una cercana amistad con la bisexual Marlene Dietrich que tuvo un apasionado romance con Orson Welles. Sin embargo, la carrera de Dolores se va apagando con la llegada del cine sonoro y sus películas se volvieron cada vez más irrelevantes, lo que la lleva a regresar a México en 1942, donde sería el Indio Fernández el que la regresaría a la cima de nuevo con Flor Silvestre (1943), María Candelaria (1944), Las Abandonadas, Buganvilia (1945) y La Malquerida (1949). La presencia de del Río en Hollywood fue fundamental para que El Indio creara en ella esa imagen de diosa mexicana que cautivó al mundo. Del Río regresaría a Hollywood unas veces más para trabajar junto a Pedro Armendáriz y Henry Fonda en El Fugitivo de John Ford, en 1947 y luego de nuevo con Ford en Cheyenne Autumn en 1964. También haría una película en el papel de la mamá india kiowa de Elvis Presley en Flaming Star (1960).

De esta época silente, cabe mencionar también a Ramon Novarro, Lupita Tovar y Lupe Velez, que comienzan en Hollywood en el cine mudo y después hacen la transición al cine sonoro con poca suerte. Lupita Tovar se casa con el agente Paul Kohner y se retira en 1945, y es la abuela de los guionistas y directores de American Pie Chris y Paul Weitz. La trayectoria de Velez es más trágica, después de estar casada con el Tarzan Johnny Weissmuller, se suicida en 1944 a los 36 años. Ramon Novarro había sido la glamorosa estrella de Ben Hur (la versión silente) y su físico le permite pasar por otras nacionalidades, pero con la llegada del cine sonoro, el acento lo afecta y su carrera se desintegra, y termina marginado en partes secundarias y en papeles de televisión, hasta que es asesinado en su hogar en 1968 por dos jóvenes prostitutos que esperaban encontrar una gran fortuna en su casa (que no existía).


En la década de los 50s, después de una exitosa carrera que incluyo un papel en Nosotros los Pobres, Katy Jurado deja una huella cinematográfica más profunda, con su papel en uno de los grandes clásicos del cine hollywoodense, el estupendo western High Noon (1952), al lado de Gary Cooper y Grace Kelly. Jurado aquí interpreta con fuerza y sensualidad a la ex mexicana del sheriff interpretado por Cooper y tiene una gran escena al tú por tú con Grace Kelly. La película era un western, pero en realidad una alegoría sobre la cacería a los comunistas en Estados Unidos en los 50s, y es además interesante porque aborda incidentalmente el tema de la discriminación a los mexicanos en Estados Unidos. El personaje de Jurado es una mujer de negocios, recia y valiente. Posteriormente Jurado fue la primera actriz mexicana en ser nominada al Oscar en 1954 por la película Broken Lance y tuvo una exitosa carrera en Hollywood que incluyó un matrimonio de 10 años con el actor Ernest Borgnine y un papel en la única película dirigida por Marlon Brando, One Eyed Jacks (1961). Posteriormente Jurado alterna México con Estados Unidos y también hace una película en 1968, Stay Away Joe, como mamá india de Elvis Presley; a los productores les encantaba castear a Elvis como mitad indio con madres mexicanas. Jurado una película con el legendario director Sam Peckinpah, Pat Garrett y Billy the Kid (1973), y actúa en Broadway con Anthony Quinn en la obra de Tennesse Williams, The Red Devil Battery Sign. Una actriz inigualable y de personalidad arrolladora.

Pedro Armendáriz, uno de los grandes ídolos y actores mexicanos también gozó de una exitosa carrera en Estados Unidos, pero a diferencia de su carrera en México, siempre en papeles coestelares, no estelares. El hecho de que su madre fuera americana probablemente le facilitó el tema del idioma. Hace Fort Apache, El Fugitivo y Tres Padrinos para el director John Ford. Después, en 1950, y en la única incursión del Indio Fernández como director en Estados Unidos, hace la película La Antorcha, con Paulette Goddard. Después para Disney hace la película El Pequeño Proscrito. Armendáriz alterna el trabajo en México, Europa y Estados Unidos, y su última película es la clásica de James Bond, De Rusia con Amor (1963). La carrera de Armendáriz se corta trágicamente cuando es diagnosticado con cáncer terminal en el estómago y se quita la vida en 1963 dándose un tiro en el estómago en el hospital de la Universidad de California Los Ángeles.

Otro gigante del cine nacional que fue llamado a Hollywood por su popularidad internacional fue Mario Moreno “Cantinflas”. En esa época las grandes estrellas del cine mexicano eran estrellas de todo el cine hispanoparlante, de España a Argentina, y esto le gana a Cantinflas un papel coestelar al lado de David Niven y Shirley MacLaine en La Vuelta al Mundo en 80 Días, que ganara el Oscar a la Mejor Película, en 1956. Posteriormente, Hollywood trata de revivir el éxito de esta película con la cinta Pepe en 1961, en la que Cantinflas actuó al lado de Judy Garland y Bing Crosby entre otros, pero fue un fracaso. No es de extrañarse, la comedia tiene características muy específicas que a veces hacen casi imposible que funcione o se entienda en otros países, y más para el tipo de personaje popular mexicano que encarnaba Cantinflas. Así el comediante sigue su carrera en México y en España, y no vuelve a Hollywood.


El gran fotógrafo mexicano, Gabriel Figueroa, uno de los más respetados del mundo, aprendió bajo el notable fotógrafo de El Ciudadano Kane, Gregg Toland en Hollywood en los 30s y después regresó a México en donde comenzó una brillante y legendaria carrera como el fotógrafo de los clásicos del Indio Fernández. Figueroa filmó para el gran director John Ford, la ya mencionada película El Fugitivo, con Henry Fonda y Dolores del Rio, sobre la guerra cristera. Ford le ofreció un contrato en Estados Unidos pero el gobierno americano le negó la visa por su asociación con artistas americanos de la lista negra durante la persecución comunista. A pesar de no estar en Hollywood, Figueroa trabajó para Hollywood y en 1960 logra una nominación al Oscar a la Mejor Fotografía por la película La Noche de la Iguana, de John Huston, basada en la obra de Tennessee Williams, con Richard Burton, Ava Gardner y Deborah Kerr y que se filmó en Puerto Vallarta. En 1968, Figueroa después dirige para Don Siegel también en México Dos Mulas para la Hermana Sarah, con Clint Eastwood y Shirley MacLaine, y posteriormente en 1984, nuevamente para John Huston, Bajo el Volcán, adaptación de la novela de Malcolm Lowry, con Albert Finney y Jacqueline Bisset. Un par de años después aparentemente Huston invita a Figueroa para filmar El Honor de los Prizzi en Estados Unidos, pero el gobierno americano le volvió a negar la visa.

Como ya se comentó, Emilio El Indio Fernández, llegó a filmar una película en Estados Unidos, La Antorcha, pero desafortunadamente no fue exitosa y El Indio siguió filmando en México. Cuando su carrera como director en México entró en decadencia, El Indio se concentró en la actuación y su habilidad con el inglés (de hecho, había comenzado su carrera en Hollywood) le valió el actuar en dos clásicos absolutos del cine americano de los 60s y 70s, dirigidos por el legendario Sam Peckinpah: La Pandilla Salvaje (1969), con William Holden y Tráiganme la Cabeza de Alfredo García (1974). Ambas películas tienen lugar en México, una se ubica en la Revolución, La Pandilla Salvaje, y otra en la década de los 70s, Tráiganme la Cabeza de Alfredo García. Son dos de las mejores películas sobre México jamás filmadas y en ambos casos Peckinpah utiliza al Indio icónicamente: en La Pandilla Salvaje como Mapache, un general revolucionario corrupto y en Alfredo García como El Jefe, un peligroso mafioso. Interesante que sea un director americano (que conocía muy bien México) el que le crea un mausoleo cinematográfico a la figura del Indio como actor. Cabe mencionar que Isela Vega también tiene una participación notable en Tráiganme la Cabeza de Alfredo García y que Peckinpah estaba casado con la actriz mexicana, Begoña Palacios, y que después él mismo se nacionalizó mexicano.

Y hay más… En los 60s, la malograda Pina Pellicer aparece con Marlon Brando en One Eyed Jacks, Rosenda Monteros en Los Siete Magníficos y Susana Dosamantes y Jorge Rivero actúan con John Wayne en Rio Lobo, pero no hay continuidad y ninguno de estos actores continuó una carrera en Estados Unidos. El colapso de la industria del cine mexicano en los 70s y 80s probablemente explica el que se detenga drásticamente la exportación de talento, ya que fuera de ficheras, el cine de narcos y la India María, las estrellas de cine prácticamente dejan de existir en México. En estas épocas usualmente hay apariciones de actores mexicanos en papeles muy secundarios en películas o series americanas que se filmaban en México, como es el caso de Pedro Armendáriz Jr.

Algunos podrían preguntar por qué no incluir al oaxaqueño Anthony Quinn en esta lista, pero la realidad es que Quinn se crió desde niño en Estados Unidos y su carrera la hizo totalmente allá y en inglés y con excepción de la terrible Los Hijos de Sánchez, que hizo en los 70s, nunca hizo una película mexicana, y de hecho casi no hizo películas en español.

Un caso interesante es el del director mexicano Luis Mandoki, que después de dirigir Gaby a True Story en México, logra una década exitosa en Hollywood en los 90s dirigiendo a grandes estrellas en su momento como, a James Spader y Susan Sarandon en White Palace (1990), Andy Garcia y Meg Ryan en When a Man Loves a Woman (1994) Kevin Costner y Renne Russo en Message in a Bottle (1999) a Jenniffer Lopez en Angel Eyes (2000). Después deja Hollywood y dirige aquí Voces Inocentes (2004) y La vida precoz y breve de Sabina Rivas (2015).

En 1995, en Hollywood, Alfonso Cuarón dirige A Little Princess y Salma Hayek aparece en Desperado con Antonio Banderas dirigida por Robert Rodríguez y en 1997 Guillermo del Toro dirige Mimic. Aunque en ese momento nadie lo sabía una nueva época para el cine mexicano, el cine hollywoodense y los Oscares estaba por comenzar.