Vaqueros Homosexuales,  Maestras Lesbianas, Escorpiones y Mujeres en la Hoguera….

Antes de ese tímido, algo truculento (por inesperado) beso en “Y tu Mama También”, antes de la homosexualidad triste (en Matinée,1976) y luego (casi, quiza) gozosa de Jaime Humberto Hermosillo en “Dona Herlinda y su Hijo”(1985) y de la homosexualidad perseguida de las películas de Arturo Ripstein (con su memorable comienzo en “El Lugar sin Limites”, 1978), el cine mexicano ya había abordado a los homosexuales y a las lesbianas (así tal cual dicho, ya que en aquella época todavía no se popularizaba masivamente la palabra  “gay”).

Antes de eso ya habíamos tenido a vaqueros homosexuales asesinos en “Los Marcados” (1970), maestras lesbianas en “El Deseo en Otoño” (1972), un road movie con tintes homo eróticos cortesía de la pluma de Elena Garro en “Las Puertas del Paraíso” (1971), y a una pareja gay relativamente estable amenazada por el erotismo de Isela Vega en “La Primavera de los Escorpiones” (1971), entre muchas otras interesantes películas mexicanas de esa década.

El cine mexicano, incluso en la Época de Oro, y en la Época de la Zona Roza y la Malteada, ya había coqueteado con el tema, si bien tímidamente. Y no es que haya una película secreta de Pedro Infante en que Pepe el Toro se declara gay, u otra de la que usted no ha oído en que Alberto Vásquez en realidad quiere con Cesar Costa y no con Angélica Maria.

No, se trataba de comedias inocentes en que un hombre muy seguro de su sexualidad comenzaba dramáticamente a cuestionarla cuando comenzaba a sentir atracción por un joven angelical, que al final resultaba ser Maria Elena Márquez en el caso de Abel Salazar en “Me ha Besado Un Hombre” (1942) o la espectacular Tere Velásquez en el caso de Julio Aleman en “Me ha gustado un hombre” (1965), el remake. Nada de jotos, que somos decentes. Y sin embargo, los protagonistas habían comenzado enamorándose de un hombre, aunque se tratase de una mujer disfrazada. Habría que llevar a estas películas a terapia para ver si ya eran síntoma de la largamente reprimida (y tan comentada y escondida) presencia de la homosexualidad en México.

Y bueno, aunque no hay un equivalente de una mujer enamorada de una mujer disfrazada de hombre, algunas de aquellas señoritas que apoyaban a Ninon Sevilla en la divertida “El Club de las Senoritas” (1955) de Gilberto Martinez Solares  vistas con la malicia del 2005, se ven bastante sospechosas. Hasta para la misma Ninon, que cuando dormida descubre a Vitola mirandola penetrantemente, la aleja de un golpe… Que le estaría viendo Vitola a Ninon?

Los primeros en salir del closet (o casi).

Sin embargos, ya en los setentas, los primeros homosexuales y lesbianas (estos si, de verdad) hacen su aparición en el cine mexicano, en algunas películas olvidadas, pero presentes, que merecen mas atención de la que hasta ahora se les ha brindado.

Si bien no se trata de obras maestras, las películas son interesantes de entrada por el tratamiento del tema, porque están dignamente hechas, y por lo que nos dicen sobre la percepción de la homosexualidad en Mexico en esa década groovy,  post 68 y en franca decadencia del cine mexicano comercial. En esa época en que la homosexualidad era considerada todavía “desviación sexual” (palabrita que todos recordaremos de los maestros de psicología de preparatoria en los 80s) y que de hecho es el titulo que se le dio a una de esas películas (“El Deseo en Otoño”) cuando salio en VHS en los ochentas, con unas caricaturitas bastante mal hechas de Maricruz Olivier y Sonia Furio (las protagonistas) en la sensacionalista portada del video.

Estas películas son fascinantes, aun con todos sus defectos, y reflejo de su era. La televisión ya había conquistado al público mexicano y los productores buscaban temas fuertes para meter a la gente a los cines (como había pasado en el Hollywood de los años 50s).

Hollywood, para este momento, ya había abordado el tema, sin asimilarlo del todo, y mucho menos para el gran publico (eso no pasaría, en el cine, hasta “Filadelfia” 1993 y en la tele con “Will & Grace”, 1998), pero, entre muchos ejemplos (aunque algunos muy velados) allí estaba la homosexualidad como patología en “La Soga” (1948) de Alfred Hitchcock, la homosexualidad perseguida en “The Children’s Hour”, 1961 (Shirley MacLaine y Audrey Hepburn eran en este caso las maestras lesbianas), y la homosexualidad ya abierta, aunque un tanto torturada de “The Boys in the Band” (1970) de William Friedkin. A nivel masivo, tendría que llegar, obviamente de Europa,  “La Jaula de las Locas” en 1978, de Edouard Molinaro, basada en la obra teatral de Jean Poiret, para hablar de la posibilidad de la homosexualidad feliz, si bien hubo un intento anterior, interesante, pero poco conocido, en la película “The Ritz” (1976), dirigida por Richard Lester y basada en una obra teatral de Terrence McNally.

Las películas “homosexuales” mexicanas, si bien apuntan influencias extranjeras en algunos casos – el thriller hitchcockiano en “El Deseo en Otoño”, el spaguetthi western en el caso del chilli western mexicano de “Los Marcados”, el road movie en “Las Puertas del Paraíso”,  o los juegos perversos de las películas de Joseph Losey (“The Servant”, “Accident”) en “Tres Mujeres en la Hoguera” – son únicamente mexicanas en la atmósfera y el tratamiento de sus temas.

Son herederas del melodrama mexicano, del tremendismo, del shock moral mezclado con liberación legado por el cine de cabareteras, del asuste ante la liberación sexual de los setentas, pero al final también son muestra de una (reticente? morbosa? atragantada? deleitada?) asimilación, por tentativa que sea, del tema homosexual.

Las películas son muchas y no se puede hablar de todas, pero si al menos, de las mejores o mas interesantes. Hay algunas totalmente fallidas, aunque ambiciosas, como la pretenciosamente naive “El Monasterio de los Buitres” (1973, basada en la obra “Pueblo Rechazado” de Vicente Lenero, y dirigida por Francisco del Villar), con Enrique Lizalde (de rubio!) como el Padre Prior, la cabeza de un convento que tiene sus “favoritos”, y que aunque nunca queda del todo claro cual es la naturaleza de esta relación con sus “favoritos”, es claro que se trata de un nexo homosexual. Añadamos a La Tigresa, Enrique Alvarez Felix y a Enrique Rocha como un fraile loco, y la película se vuelve una divertida catástrofe.

Hay también personajes homosexuales (o que parecen serlo) en la periferia de películas valiosas, como el padre de familia ya casi anciano interpretado por Victor Manuel Mendoza en “La Otra Virginidad” (de Juan Manuel Torres, 1974), o el enigmatico personaje interpretado por Anita Blanch en la fascinante y bizarra “Los Perros de Dios” (de Francisco del Villar, 1974), con su misteriosa relación con el personaje de Meche Carreno.

De Ripstein y de Hermosillo ya se ha hablado mucho, y el tratamiento del homosexual en el cine de las sexycomedias, ficheras, arrabalero, daría para un articulo entero, claro que allí mas que de homosexuales estamos hablando de “jotos” y “putos”. Lo mismo que las películas de churriaccion de los 80s, y bueno cualquiera que vea “Tintorera” (de Rene Cardona Jr., 1977) con un poco de malicia podría argüir que es una de las películas mexicanas mas homo eróticas de todos los tiempos. Decide for yourself.

Las películas que interesan aquí son verdaderamente sorprendentes, especialmente si se las encuentra inesperadamente un día deambulando por los canales de televisión (abierta y de cable.

Ya se han mencionado algunas de ellas, y cabe destacar, que la gran mayoría son producto de algunos de los directores y escritores mas prestigiosos que ha dado México:

Elena Garro es la autora del guión de “Las Puertas del Paraíso” dirigida por Salomón Laiter; “La Primavera de los Escorpiones”, dirigida por Francisco del Villar, es de la pluma de Hugo Arguelles; “Los Marcados”, del director de culto del chilli western Alberto Mariscal, es de un guion de Antonio Aguilar (believe it or not), Mario Hernandez, y con la colaboración de Ricardo Garibay; “Tres Mujeres en la Hoguera” fue escrita por Luis Alcoriza y dirigida por Abel Salazar; “El Deseo en Otoño” es idea original de la gran senora de las telenovelas Fernanda Villeli y dirigida por Carlos Enrique Taboada. Y bueno, quien se hubiera imaginado que la penúltima película de Roberto Gavaldon, seria una historia con el lesbianismo como uno de sus temas principales, “Cuando Tejen las Arañas”, con guión de Hugo Arguelles y Vicente Lenero?

La conjunción de estos talentos tenia que engendrar un resultado interesante, si no siempre exitoso.

“They Call Him Marcado” o “Que buscas que te falte”

Eso le dice Erick del Castillo a su joven amante Javier Ruan, después de matar de un tiro a un hombre que flirteaba con el. Lo novedoso del asunto en “Los Marcados” es que Erick del Castillo interpreta en esta película al líder de una banda de vaqueros forajidos que asesinan a diestra y siniestra. La mayoría de los miembros de esta banda son homosexuales.

La guía critica de Time Out en ingles dice de la película: “A pesar de parecer un caos (como si hubiera sido sometida a una tasajeada), esta película sigue siendo una bizarrez de primer nivel, una perversa alegoría religiosa en la forma de un western”. “They Call Him Marcado” es el nombre que se le dio a la película en ingles.

Como vemos, la película se trata de una novedad, y no solo en el cine mexicano, y que nada tiene que ver con los estereotipos afeminados comunes en cine y en teatro, y si, quizás mas (concientemente?) con la historia de algunos homosexuales que en el pasado se distinguieron como guerreros, desde el legendario batallón griego de Tebas, pasando por los cientos (o miles?) que ahora sirven en las fuerzas americanas, en silencio, bajo la política de “Don’t Ask, Don’t Tell”. (Y bueno, no había muchas mujeres en los barcos de los antiguos piratas…). No es que esta película presente una imagen positiva de la homosexualidad, por el contrario. Se presenta como una aberración, que origina violencia y destrucción, de allí el nombre de la película “Los Marcados”.

El único que pude hacerle frente a “Los Marcados” es precisamente “El Marcado”, personaje silencioso, atormentado, taciturno, interpretado nada menos que por Antonio Aguilar (y que recuerda al “Man with No Name” interpretado por Clint Eastwood en los ya legendarios spaghetti westerns de Sergio Leone). “El Marcado” apenas murmulla unas palabras en toda la película y un secreto tormentoso lo une con la dueña del salon/burdel del pubelo, Flor Silvestre, que pasa toda la película en una narcotizada agonía, acompañada de la gran Carmen Montejo en un resignado alcoholismo.

Lo que se va haciendo claro conforme la película avanza es que lazos de sangre unen a estos personajes. El enloquecido asesino interpretado por Ruan es hijo de “El Marcado” y de Flor Silvestre. Al parecer, “El Marcado” después de engendrar a este hijo se desapareció, y la Silvestre se arrejunto con Erick del Castillo, que después le robo al niño para “marcarlo” a gusto y para el solito en los míticos desiertos del chilli western mexicano. Quien se hubiera imaginado que casi 40 años antes de Gus Van Sant con su próxima a ser estrenada película Brokeback Mountain (una historia de amor entre vaqueros), ya nuestro cine mexicano habia engendrado a los primeros vaqueros homosexuales?

El asunto termina en tragedia, y “El Marcado” termina matando al padrastro violador y a su hijo “marcado”. La película se quiere trágica, y por momentos, lo es. Resulta por demás intrigante como en una cinta protagonizada por Antonio Aguilar se coló esta historia, que remonta mas a Clitemnestras, Agamenones y destinos implacables, que a un típico western americano, mexicano, o spaghetti.

No es esta una oda o apología de los homosexuales: el orden tiene que ser reestablecido con la aniquilación de “Los Marcados”. En la película, homosexual es igual a amenaza, tanto el que ya era así, como el que queda “marcado” por esa violación temprana. Esto solo reflejaba las creencias y prejuicios de la sociedad mexicana de la época. En su articulo “Los jotos: Visones antagonicas de la homosexualidad”, habla como para los criminólogos mexicanos posrevolucionarios “los homosexuales, sobretodo en el sentido biológico, eran degenerados sexualmente improductivos cuya perversión amenazaba la salud mental de la recién surgida nación mexicana”.

Era 1970, y faltaban solo unos años, para que en 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría, removiera a la homosexualidad de su diagnostico como enfermedad.

Y sin embargo, la película es demasiado interesante para descartarla como un rabioso alegato homo fóbico. El simple hecho de su existencia, encarnado en estos personajes violentos y agresivos, establece una presencia, que se reconoce en el cine mexicano, con las andanzas de esos vaqueros criminales, cogiendose unos a otros, recorriendo los desiertos, envueltos en su misterio.

Maestras Lesbianas: “La Revolución Sexual destapo un pozo de pasiones inconfesables”

Así dice la sinopsis en ebay de esta película, rebautizada con el nada sutil titulo de “Desviación Sexual”. La sinopsis continua: “Cual es el origen y sobre todo, el resultado de las desviaciones sexuales? El drama de dos mujeres que se sienten atraídas, entre si irresistiblemente….”. Como se puede deducir de esta homo fóbica sinopsis (por aquello de los resultados de las desviaciones) la criminalidad también esta presente en “El Deseo en Otoño” (1972), de Carlos Enrique Taboada, director menospreciado, que desafortunadamente tampoco puede ser demasiado revalorado.

Siempre interesante, excelente director de actores y guionistas, cuestiones técnicas, financieras y apresuramientos (de los que el llego a quejarse amargamente) impidieron que gran parte de sus películas cuajaran totalmente. Una vez fue capaz de una gran película, que quizás sea la mejor historia de terror del cine mexicano (a lo que muchos admiradores de “El Vampiro” y de “Cronos” objetaran), “Hasta el Viento Tiene Miedo”, película admirada por el mismo Guillermo del Toro y que de alguna forma homenajeo en “El Espinazo del Diablo”. Taboada es autor de otras películas interesantes como “El Libro de Piedra”, “Rapiña”, “Mas Negro que la Noche”, “La Guerra Santa” y “Veneno para las Hadas”.

En el caso de “El Deseo en Otono” como todas las primeras películas que trataron abiertamente el tema lesbico (la legendaria “Maedchen in Uniform” de Leontine Sagan en 1931, la ya mencionada “The Children’s Hour”), la cinta tiene como protagonistas a maestras de escuela (valdría la pena indagar en la estadística si las maestras de escuela son realmente mas afectas al lesbianismo que el resto de las profesiones).

Maricruz Olivier y Sonia Furio, dos favoritas del director y a quienes el dio sus mejores papeles en cine, son las protagonistas, junto con Guillermo Murray.

Contradiciendo a su morbosa, escandalizante sinopsis, la película (o por lo menos la versión que se ve usualmente en televisión) es confusa pero interesante: Maricruz Olivier es una maestra solterona, lo mismo que Sonia Furio (aunque realmente una lesbiana no es una solterona, mas bien, habría que preguntarse cuantas solteronas eran realmente lesbianas). Primero parece que las maestras sostienen un romance, duermen juntas (sin tocarse) y se besan tímidamente (en la boca). Entonces Maricruz Olivier recibe una herencia enorme de su madre, conoce a un atractivo millonario (Murray) y adiós a Sonia.

La confusión radica en que las mujeres jamás discuten su relación, ni lo que paso, ni el súbito matrimonio de Olivier con Murray. De hecho, Furio sigue siendo invitada constante en la casa de la nueva pareja. Esta claro que Furio en la película es lesbiana, no así Olivier (quizá el Sindicato de Maestras se quejo). Estas inconsistencias parecieran el producto de la (auto?) censura.

La felicidad le durara poco a la Olivier, pronto empieza a recibir anónimos diciendo su esposo la quiere matar para quedarse con su dinero. La paranoia la lleva a tal grado que termina matando a su marido, solo para darse cuenta de que todo era una intriga planeada por la Furio para alejarla de su nuevo amado (ella escribía los anónimos). Olivier, ya enloquecida, por haber matado a su amado, le pone una bomba en el laboratorio de la escuela a unos alumnos mal portados (era maestra de química) y termina con su ex amiga (amante? ) Sonia Furio, de unos tijeretazos, para quedarse en una soledad enloquecida en el caserón de su madre.

En una realidad alternativa seria fácil imaginarse a las viejas divas del cine americano, Bette Davis y Joan Crawford, en el apogeo de sus carreras, interpretando estos papeles, y a Burt Lancaster como el desafortunado esposo. Es un thriller bien hecho, en la tradición melodramática (en blanco y negro quizá se habría visto sensacional) pero con la falla principal de mostrar cierta evasión respecto al tema lesbico. Los sentimientos de Olivier hacia Furio nunca quedan claros.De alli que el personaje mas interesante de la película, sea el interpretado por Sonia Furio. Abiertamente obsesionada con Olivier, pasa las noches sola, sofocada (y jadeando) pensando en su amiga, y actúa para recuperarla.

Es difícil evaluar cual es la postura de la película ante la homosexualidad, ya que, como en “Los Marcados”, nos encontramos con una historia en la que se entrelazan homosexualidad y crimen, terminando con la muerte trágica de “los desviados sexuales” (y unos cuantos desafortunados que se cruzan en su camino).

Pero, aun así “Los Marcados” comienzan a hacer su aparición en el cine mexicano.